Vida Amor Nicol de Paz La Opinión, 140806 La explotación sexual de niñas, niños y adolescentes en Guatemala es parte de un terrible mal que debemos de erradicar lo antes posible pues no solo lesiona la integridad física de la juventud desprotegida, sino que también atrofia la percepción de la vida, y daña la psiquis del individuo explotado. Si en el Congreso son capaces de definir lo que es prioridad de lo que no, debieran de poner énfasis a leyes que eviten la explotación de los jóvenes y lo tomen como prioridad, ya que implica una violación severa de los derechos humanos de las personas menores de edad y es una forma de violencia sexual y de explotación económica, además de una conducta prohibida a la cual se debe aplicar sanciones penales.
A finales del 2004 visité la Ciudad de Bangkok, Tailandia, unas semanas antes de que ocurriera el Tsunami y me quedé escandalizada cuando entraba a los restaurantes y veía venir a madres de la mano con sus hijas para entregarlas en prostitución a turistas de la tercera edad que a cambio de una cena, se aprovechaban de estas niñas de apenas 12 o 13 años. En Guatemala no estamos muy lejos de vivir escenas semejantes. Me he quedado estupefacta al saber que en Sololá existen extranjeros que abusan sexualmente de la niñez de entre 13 y 17 años de edad con el consentimiento de sus progenitores y por ello, la Fiscalía Departamental de Sololá investiga algunos casos.
En la Ciudad de Guatemala es donde más prolifera este tipo de actividades. Entre los actores participan terceros o (proxenetas) que intervienen cobrando los servicios sexuales de estos niños y niñas. Estas actividades han dejado de ser únicamente prostitución en la calle y al igual que otras ciudades cosmopolitas de países desarrollados, ahora parte del negocio está en la pornografía por internet, la utilización de personas menores de edad en espectáculos sexuales y en promoción de actividades sexuales en el turismo. Lo más triste de todo es la tolerancia hacia este tipo de explotación sexual tanto de parte de la población nacional como extranjera. De acuerdo con UNICEF, aproximadamente 1 millón de niños, niñas y adolescentes en el mundo cada año se suman al mercado de la explotación sexual comercial. En Guatemala se cuentan con más de 2000 niños, niñas y adolescentes explotadas sexualmente, entre ellos, 1200 salvadoreños, 500 hondureños, 300 guatemaltecos.
No obstante, según datos arrojados por Casa Alianza en el 2002, 50,000 niñas, niños y adolescentes fueron víctimas de explotación sexual en México y Centroamérica. Otros datos que nos parecerán interesantes y que “paran los pelos” van relacionados al porcentaje de víctimas: 98% son adolescentes entre los 15 y los 17 años, 58% de las víctimas son de Guatemala, el 98% de las víctimas están excluidas del sistema educativo. El 20% de las víctimas sufrió además abusos sexual antes de cumplir 12 años, y en la mayoría de los casos no hubo denuncia, el 52% ha sufrido insultos y humillaciones de la gente en general y 38% ha sufrido, además, desprecio de la familia. Todos los países han pasado Leyes contra la explotación sexual de menores. Actualmente se encuentra en el Congreso de Guatemala, una Iniciativa de Ley 2630 Decreto 14-2005 Reforma parcial al Código Penal, artículo 194 sobre Trata de Personas para emitir reformas penales. En Guatemala, el Congreso de la República conoce las reformas al Código Penal, entre ellas las propuestas: que no se perdone al ofensor cuando el delito es por violación o abuso sexual y el ofendido menor de edad y se penalice con cárcel de entre 8 a 12 años, además de cárcel para los proxenetas. Las Reformas se promueven con el fin de tipificar la explotación sexual y la pornografía infantil, para la protección de la niñez y adolescencia. Esta semana, del 14 al 18 de agosto, el Congreso va a ver en Tercera Lectura el tema de las Reformas al Código Penal, por lo que esperamos pueda ser aprobada esta iniciativa de ley.
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